Tócame, Roque:

Hoy he recordado un cuento que había en un libro no sé si de párvulos o de primaria, que no sé muy bien por qué, se me quedó tan gravado que sé de memoria las tres frases que lo componían.

La historia estaba contada mediante viñetas, en la primera un niño chinchaba a una niña, que en la segunda, de acusica le decía a su mamá:

"¡Mamá! ¡Que me toca Roque!"

La mamá, harta de la pesada de la niña le contestaba:

"Pues dile que no te toque"

En la siguiente viñeta Roque estaba enfurruñado e ignoraba a la niña, que se quedaba bastante sorprendida, así que en la cuarta viñeta le soltaba tan ancha:

"Tócame, Roque"

Y Roque, claro está, la miraba con cara de "esta niña es tonta".

Analizado hoy día, me sorprende que esta historia estuviese en un libro infantil, y no es porque veo una clara insinuación en esa última frase (seguro que si le pregunto a algún obispo por qué pienso eso, dirá que es culpa del gobierno socialista, que relaja las costumbres y socaba la moral cristiana, o alguna tontería por el estilo) sino por la demostración de que el ser humano, en cuestión de relaciones sociales, en general, no sabe lo que quiere, y por lo visto, no lo sabe ni siquiera de niño, cuando todavía las convenciones sociomorales no rigen sus vidas.