Londres Febrero 2007 Parte 6:
Parte1: Previaje
Parte2: Avión y llegada
Parte3: El albergue
Parte4: Toma de contacto
Parte5: Vagabundeo
Nuestro segundo despertar en Londres. Hoy toca ruta museística.
Víctimas: British Museum, National Gallery y Tate Modern.
Después de desayunar, decidimos comprar pan para los bocatas (recordemos que ésto es un viaje a lo pobre) en una panadería cercana al albergue, cuesta elegir porque todos tienen bastante buena pinta, pero el panadero es un tío muy amable y comprensivo.
Hace un día estupendo y decidimos ir andando hasta el British Museum, porque queda relativamente cerca.
Atravesamos el parque de Bloomsbury Square, donde un cartel con una rata enorme nos advertía de que alimentar a las ardillas era alimentar a las ratas...
Y llegamos al museo, con sus columnas, con sus capiteles...
Me llamó la atención la cantidad de gente que hay dibujando sentados por el suelo, desde niños a gente mayor.
Y se pueden hacer fotos, yo procuré hacerlas sin flash, aunque cuando le pregunté a un vigilante de sala me dijo que daba igual.
La BBC estaba grabando una serie de documentales, así que no pudimos ver parte de las exposiciones, en concreto creo recordar que las salas sobre América.
Nos dirigimos hacia La National Gallery, ya muertos de hambre, así que en plena Trafalgar Square sacamos de bocatas y a comer.
La NG no es tan divertida como el BM más que nada porque solo son cuadros, pero aún así, vimos una tirada de obras que habíamos tenido que estudiar para una u otra asignatura.
Y aquí es donde cumplí con la tradición de que me abronquen los vigilantes en los museos.
Resulta que mi prima me dejó su móvil para que nos pudiésemos comunicar con ellos, y allí, en plena NG empezó a sonar. No había logrado sacarlo de la mochila cuando ya tenía al lado a un vigilante de sala diciéndome que apagase el aparato, yo abochornada solo atinaba a decir "I'm sorry, I'm sorry" y como el móvil estaba en inglés no encontraba dónde silenciarlo, y no podía apagarlo porque sin el PIN, luego no podría encenderlo...
Fue el medio minuto más largo de toda mi vida, lo juro.
A la salida decidimos coger un bus que nos llevase lo más cerca posible de nuestro siguiente objetivo, la Tate Modern.
El edificio de la Tate Modern en origen fue una central eléctrica reformada por Herzog & DeMeuron como galería de Arte Contemporáneo, y lleva desde el 2000 abierta, y yo tenía unas ganas locas de verla con mis propios ojos.
En la planta de arriba hay actividades interactivas, y una de las exposiciones temporales (aunque más bien sea una instalación interactiva) eran unos toboganes enormes "The unilever Series" de Carsten Höller, no nos tiramos porque había una cola que nos os podéis imaginar.
Salimos ya de noche, y decidimos dar un paseo nocturno, volvimos a cruzar el puente y buscamos por Fleet Street donde tomar unas pintas.
Ais...