A veces hasta la Seta cambia...
Pues sí, me quejo mucho de mi escuela, que si no cambia nada, que si es un desastre, que si los profesores esto...
Y aunque todo eso sea cierto, y aunque esté hasta la mismísima coronilla de este champiñón de hormigón de 8 niveles... hay que admitir que algunas cosas sí han cambiado en los años que llevo aquí.
Esta era mi escuela en el 2003, gris, fría, fea, y al bajar del bus, una extensión de asfalto y coches te separaba de ella.
Aquí solo veis 4 plantas más la baja, pero es que debajo de la cubierta está la 5ª, y hacia abajo, en un desnivel de varios metros, otras dos plantas.
Los pobres árboles muertos de risa o puede que miedo, en alcorques de hormigón entre las máquinas.
Tres escalones impedían que alguien en silla de ruedas pudiese acceder a la planta cero.
Vamos, un paraíso para estudiantes de Arquitectura.
Esta es mi escuela desde hace un poco más de un año. Sigue siendo gris, fría y fea, pero al bajar del bus, una alfombra de verde te lleva hasta la puerta (vaaaaaaale, es trampa, esta foto es en primavera, pero para el caso, incluso ahora en invierno es una delicia tener naturaleza delante).
Los árboles están entre el césped, ya no los podan para que no rayen los coches, y además han puesto bancos.
El terreno se elevó justo esos tres escalones para que al menos, por aquí sí sea accesible.
Y cuando hace solecillo, está genial sentarse al sol con los colegas.
Minipunto para el vicerrectorado de infraestructuras de la UDC.
Y aunque todo eso sea cierto, y aunque esté hasta la mismísima coronilla de este champiñón de hormigón de 8 niveles... hay que admitir que algunas cosas sí han cambiado en los años que llevo aquí.
Esta era mi escuela en el 2003, gris, fría, fea, y al bajar del bus, una extensión de asfalto y coches te separaba de ella.
Aquí solo veis 4 plantas más la baja, pero es que debajo de la cubierta está la 5ª, y hacia abajo, en un desnivel de varios metros, otras dos plantas.
Los pobres árboles muertos de risa o puede que miedo, en alcorques de hormigón entre las máquinas.
Tres escalones impedían que alguien en silla de ruedas pudiese acceder a la planta cero.
Vamos, un paraíso para estudiantes de Arquitectura.
Esta es mi escuela desde hace un poco más de un año. Sigue siendo gris, fría y fea, pero al bajar del bus, una alfombra de verde te lleva hasta la puerta (vaaaaaaale, es trampa, esta foto es en primavera, pero para el caso, incluso ahora en invierno es una delicia tener naturaleza delante).
Los árboles están entre el césped, ya no los podan para que no rayen los coches, y además han puesto bancos.
El terreno se elevó justo esos tres escalones para que al menos, por aquí sí sea accesible.
Y cuando hace solecillo, está genial sentarse al sol con los colegas.
Minipunto para el vicerrectorado de infraestructuras de la UDC.